lunes, 23 de noviembre de 2009

Percusión total

Ayer fui a un Concierto de música clásica, en una sala espectacular, de la que me hice fan el semestre pasado, ya que es especial para música de Orquesta, con la mejor acústica de América, y allí toca todas las semanas la Orquesta Filarmónica de la Universidad donde estudio (la mejor de Latinoamérica dicen los ránkings, jajaja)

Pero resulta que cuando yo tenía 3, 4, 5 y 6 años (después nació mi hermano y todo mi mundo cambió), mi mamá me llevaba al Teatro Colón en Buenos Aires (oh sí, soy una de esas niñas), y de las Orquestas, no me llamaban la atención esos hombres con tortícolis que estaban en el centro y movían todos juntos sus palitos al son de la música, ni los señores de atrás que tocaban flautas largas, ni el señor que le deba la espalda al público y movía otro palito con la mano... me llamaban poderosamente la atención los tambores, platillos, triangulitos y todo lo que hacía ruido en un extremo izquierdo, al fondo del escenario (jaja, parece posición política mi descripción).
Es que me parecía que la música era como siempre igual, y de repente se ponía interesante cuando los tambores y platillos irrumpían para cambiar toda la escena armónica de los otros señores del medio con sus palitos, que hacían todos lo mismo.

Bueno, todo esto para entender que ayer, cuando llegué a la sala y vi que en la Orquesta había 8 timbales, como 6 platillos, un gong y otro-tambor-grande-vertical-que-no-sé-cómo-se-llama, me dije "esto va a estar bueno" y ya estudié toda la trayectoria necesaria para acercarme cuando fuera necesario, y cumplir mi sueño de infancia... bueno, uno de ellos.

Primero transcurrió el Concierto para piano y orquesta nº 2 en si bemol mayor de Beethoven, lindo, tranquilo, mucho piano y violines... yo tranqui en mi lugar. Intervalo, y luego comenzó la sinfonía nº 1 en re mayor, Titán, de Gustav Mahler... buena de entrada, de a poco se fue poniendo más movidita y empezaron a intervenir los timbales, primero sólo 2, después el tamborzote, y ahí ya vi que era "mi momento", y me acerqué a la parte superior-posterior de la Orquesta. O sea, llegué a estar justo arriba de los timbales, y cada golpe lo sentía en toda mi piel... espeluznante!

Claro que la mirada severa del Director mientras me trasladaba (Alun Francis, para los que saben de música, un grande!) me recordó a todas las maestras que tuve durante mi primaria, a las canas verdes que andan por ahí ondeando mi nombre al viento, a todos los retos y reproches de todo el mundo... simplemente por ser una chica curiosa.

Siempre fui una niña curiosa, y eso muchas veces molesta, lo sé. Pero si no hubiera sido una niña curiosa, no hubiera llegado ayer a estar arriba de la Orquesta. No hubiera logrado buenos resultados en los estudios, ni hubiera obtenido una beca para estudios de posgrado, ni me hubiera interesado por venir a estudiar en México, ni hubiera ido ayer a la Sala Nezahualcóyotl, ni hubiera prestado atención a los instrumentos de percusión, ni me hubiera trasladado hasta arriba de la Orquesta.

Ayer, gracias a ser una niña curiosa, FUI FELIZ. Habitualmente lo soy, pero ayer fue una felicidad emocionante, que me puso los pelos de punta, me estremeció la piel, me hizo sentir niña otra vez, me permitió disfrutar la magia de la música, ese lenguaje universal que el cuerpo entiende sin necesidad de estudiar ni traducir.

Para compartir algo de ese momento, subo aquí una foto de mi punto de vista de la Orquesta para escuchar a Mahler (Sinfonía muy recomendable por cierto).

PD: próximo post: número 100!!!
Fiesta, fiesta, fiesta!!!

sábado, 14 de noviembre de 2009

Como un relato de mi vida actual

Nada reemplaza a pensar,
nada reemplaza a dejar de pensar y salir a caminar,
nada reemplaza a regresar de caminar y hablar con una persona amada,
nada reemplaza a dejar de hablar con ella y fundirse en un abrazo,
nada reemplaza a terminar el abrazo y preparar un plato,
nada reemplaza a terminar de cenar y disponerse a dormir,
nada reemplaza a despertarse y tomar un buen baño,
nada reemplaza a vestirse y emprender el día,
nada reemplaza a lograr algo en tu día,
nada reemplaza a observar tu logro,
recordar tu persona amada, la caminata, el abrazo
y pensar en ello.

Autor: Luis Pescett

domingo, 8 de noviembre de 2009

postito

ponele cualq titulo
o no le pongas nada
pero postea :)

Cuando uno recibe un mail así, siente que tiene un público cautivo que espera la publicación de algún tipo de genialidad de parte de uno.
Y en realidad, esto sólo acrecienta la tensión.
Ya sé que hace mucho que no posteo.
Tal vez será que estoy en una etapa muy creativa en mi proyecto de investigación, y que éste me consume toda mi capacidad de escribiente.
Como siempre pasa en estos casos, cuantos más días pasan desde el último post, más crece la tensión, y más en blanco se queda uno/a. ¿Acaso nunca les pasó?

En fin, acá estoy, posteando, algo. Saludos.