jueves, 25 de abril de 2013

Ejercicio humanizante

Últimamente me gusta ir los fines de semana a caminar a un parque cercano a mi casa. Me preguntaron a qué voy, y respondí espontáneamente "a ver gente feliz". Me parece una buena razón. El contacto con la naturaleza, la compañía de familiares o amigos, la práctica deportiva, la tranquilidad de un día libre de obligaciones rutinarias... hacen a la gente feliz.

Uno se acostumbra toda la semana a ver caras largas, gente apurada, personas preocupadas y hasta apesadumbradas. Y nos vamos retroalimentando con esa sensación de hastío, tedio y desesperanza.

Últimamente tengo la sensación de que hemos sido lanzados en la vida sin nuestro permiso, y se nos ha obligado a asumir responsabilidades, a crecer, a ser serios y, lo que es peor, exitosos. Nadie nos preguntó si queríamos nacer, crecer, hacernos cargo de nuestra vida y mucho menos de otras vidas. Nadie nos enseñó cómo lograr nuestra aspiración vital de ser felices mientras intentamos cumplir con tantas obligaciones sociales...

Entonces, tomarse un momento a la semana para ver a otras personas ser felices por un rato de domingo, se vuelve un ejercicio vital para retroalimentarnos unos a otros con la fuerza necesaria para seguir adelante en la lucha por seguir vivos dentro de esta sociedad inhumana.

No hay comentarios: