jueves, 5 de febrero de 2009

Primer robo en el DF

Franz, mi anfitrión en Cuernavaca, me dijo esta mañana: "El universo no sería igual si tú no estuvieras". Pues bien, eso mismo pasó hoy en el Zócalo: no fue el mismo de todos los días, porque yo hice hoy mi primera aparición. El Zócalo es la plaza central del DF, tipo Plaza de Mayo porteña.

Todo comenzó cuando yo estaba en una estación del metro buscando dónde comprar una "guía roji" de la ciudad de México, que es una especie de "Guía T" pero 10 veces más pesada, e infinitamente más cara. Me mandaron a recorrer un "pasillo de los libros" que es una interesante pasarela subterránea, que va de una estación a otra del metro, llena de librerías de todas las editoriales, tipo calle Corrientes pero con luz artificial. Como no la conseguí en ninguna de ellas, me mandaron a una librería que estaba arriba, en la calle, cerca del Zócalo.

Pues bien, salí del metro justo frente al Zócalo. Me llamó la atención la enorme bandera mexicana, y saqué mi cámara del bolsillo delantero del pantalón, donde la tenía desde hacía un rato ya, porque venía en el Metro sacando fotos de cartelitos graciosos para la colección. Entonces tomé un par de instantáneas de la Plaza, casi sin detenerme, y en eso veo por el rabillo del ojo que tengo abierta la mochila.
Habían pasado 2 minutos y medio fuera del metro, y ya me habían detectado los locales amigos de lo ajeno. (Sí, ya sé, es hora de cortar las cintitas que cuelgan de los cierres de mi mochila... es que quedan tan lindas... y las voy a extrañar...)

Inmediatamente desensillé la mochila para constatar lesiones, y ví que sólo faltaba el estuche de la cámara, que estaba arriba de mi sweater doblado que tapaba todo lo demás. Miré a mi alrededor y no ví a nadie en situación sospechosa ni de escape. A unos 6-8 metros había un policía gordo al que miré con ojos inquisidores, y él simplemente bajó la mirada y giró hacia otro lado, como queriendo decir "yo no ví nada".
Como venía escuchando Saltimbanco del Cirque du Soleil en mi MP3, estaba optimista y hasta me alegré de que "mi primera vez" haya sido tan leve, sólo lamenté que en el estuche había un papelito con el email de una persona a la que nunca le escribí.

Al llegar a la esquina, ví movimientos raros y mucha gente junta, entonces saqué nuevamente la cámara y jugué a la reportera gráfica, para mostrarles a ustedes cómo la policía decomisa a los pobres vendedores ambulantes en el DF:



A continuación compré mi guía roji, y al salir de la librería quise retratar la reunión de los vendedores, que trataban de entender lo que había sucedido tan rápido. Entonces saqué esta foto, pero como ví que se enojaron y me empezaron a gritar en un tono ayanquilado "nou photo", levanté una mano y con la otra guardé visiblemente la cámara, para demostrar que me rendía ante el poder popular, y huí de allí.

Pero atención, porque no termina aquí la historia. Al volver sobre mis pasos para llegar nuevamente a la estación del metro, encontré tirado en la vereda, al lado de un arbolito ubicado unos metros más allá de donde fui robada, mi estuche de la cámara. Cuando me agaché a recogerlo, lo primero que me fijé es si tenía aún el papelito del email, ante lo cual respiré aliviada...

Finalmente quedé feliz con la experiencia, ya que fue mi primer robo en México, pero no perdí nada!

Todo esto sirve para que chizz no pueda decir más que nací con mala suerte.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Mi primer residencia en México

Desde que llegué a México hace 48 horas, vivo en Cuernavaca, en la casa de un matrimonio encantador que me recibió casi como a una hija. Son dos personas muy cálidas, interesantes para conversar, simpáticos y acogedores con quien los visita, y da mucho gusto verlos relacionarse entre ellos.

Cuando dos personas que han compartido una vida juntos y se conocen como a la palma de su mano, pasan horas dentro de la misma casa y lo que se respira es paz y alegría, quiere decir que lo que hay entre ellos es amor del bueno. Y que han trabajado por cultivar una relación en la que ambos sean felices. Y que se admiran mutuamente por los logros de cada uno. Y que se ayudan en todo. Y... que uno quisiera quedarse a vivir con ellos.

Sí, es una gran tentación para mí, quedarme en Cuernavaca con ellos. Pero no puedo. Hoy fui por primera vez a la Universidad, atravesando todo el Distrito Federal de sur a norte, y pasé más tiempo viajando que en clases. Esto hace que mis horas útiles sean muy cortas, que mi presupuesto no aguante con tanto pasaje, y que el no haber tenido vacaciones antes de empezar a estudiar me empiece a pasar la cuenta. Pero el calor de hogar de esta casa, mitiga mi pena por la separación y las distancias. Y el tener a estos dos seres humanos tan especiales, hace que no esté sola en México.

Hoy venía pensando en el viaje de vuelta: "Llegó la hora. No te acomodes tanto, llegó la hora en que por fin, des el paso y te decidas a vivir sola. Por primera vez en tu vida, tenés que depender de vos misma. Si no lo hacés, nunca sabrás si sos capaz..."
Pero claro, al llegar a Cuernavaca, me bajo del autobús y camino rápido hacia su casa, deseando llegar; y al abrir la puerta, me reciben con alegría y dejan todo lo que están haciendo para escuchar atentamente cómo me fue en mi primer día... y me hacen sentir hija.

Va a ser difícil dar el paso... pero tengo que hacerlo.

lunes, 2 de febrero de 2009

Bienvenido a El Salvador

Aterrizar sobre El Salvador cuando se está poniendo el sol, es un espectáculo muy vigorizante. Desde el avión, se alcanzan a ver los dos océanos, uno por cada lado del avión, claro. Se aprecia una vegetación exhuberante, y cerros no muy altos. La ciudad se ve casi como un pueblo, con algunas poblaciones dispersas unos km más acá y más allá...
Es muy pintoresco y dan ganas de volver.

Y este es el gracioso cartel de "bienvenida" en el Aeropuerto de San Salvador. Se los publico para que estén avisados!

Cosechando

A lo largo de muchos días de despedidas... viendo, escuchando y abrazando a personas de diferentes países, que conocí en distintas etapas de mi vida, recojo la sensación profunda y sincera de que tenía razón mi amiga aborigen Sonia, cuando en julio de 2007 me dijo con la autoridad que caracteriza a sus palabras: "Sos una persona que le hace BIEN a la gente".
Esta sensación es una buena cosecha para comenzar esta nueva etapa de mi vida.

Soliloquios en Lima

1) Al llegar a Lima todos nos tuvimos que bajar del avión, ya que todos hacíamos trasbordos internacionales: había 8 destinos diferentes entre mis compañeros del primer vuelo.
Nos hicieron formar otra fila, y volver a pasar nuestras pertenencias por el detector de metales. Ahí fue cuando escuché que atrás mío venía un grupo de adultos que harían exactamente las mismas combinaciones de vuelos que yo, y fue inevitable para mí conversar. Eran una delegación de profesores chilenos, que iban a México a un Coloquio de Educación, y nada menos que a Cuernavaca!
Lo increíble para mí fue la pregunta de una de ellos: "¿Tú también eres profesora?". "¿Tanto se me nota?". "Sí, no sé, tu forma de expresarte, tu mirada directa..."
Insisto: jamás sería apta para algún tipo de clandestinidad. Está claro que soy menos enigmática que un baño público.

2) Veo en una tienda del aeropuerto de Lima adornitos y recuerdos con la leyenda "Macchu Pichu, wonderful of the world", y me pregunto qué pensarían hoy los Incas del lema marketinero en el idioma del imperio que hoy heredó su poder en latinoamérica.

3) Encuentro en el aeropuerto una zona de degustación de bombones de maracuyá, de mango, de piña y de café... Unos metros más allá, un autoexpendio gratuito de café arábico producido en Perú; con vasitos, azúcar y hasta mini-pajitas para tomarlo.
Mientras me sirvo, sorprendo a mis traviesas neuronas comentando entre sí: "Probamos todo ahora, y antes de tomar el vuelo, dentro de 5 horas, volvemos y hacemos otra degustación...".
Entonces me reprendo a mí misma: "No podés tener tanta mentalidad de sudaca!"

4) Busqué algo parecido a un cyber en el enorme aeropuerto de Lima, y sólo encontré que hay un lugar, llamado "Smoking Bar" donde hay 3 PCs, que "te prestan" por 15 minutos si consumes algo. Lo más barato es una bebida, por 3,5 dólares.
O sea que además de estar obligada a respirar adentro de una nube blanca de nicotina ajena, para postear lo que estoy pensando tendría que pagar a razón de U$S 14 la hora.
Definitivamente, los aeropuertos no están pensados para becarios.
Menos mal que traje una libretita.

5) Durante las seis horas de espera en Lima, llamaron a embarcar a por lo menos 4 vuelos hacia Santiago de Chile. Mentiría si no confesara que tuve más de un impulso de ponerme en la fila y cambiar mi pasaje para hacer el vuelo de regreso.
Es mucho lo que dejo en Chile, y sinceramente espero que México sepa valorarlo y esté a la altura de mi sacrificio.

Números (SCL - LIM)

En el avión hay 150 asientos para pasajeros, 5 azafatas y 2 baños.
Para los primeros 12 pasajeros, hay 1 baño y 2 azafatas. Para los otros 138, 1 baño y 3 azafatas.
Aunque existan kilómetros de altura que nos separan de la tierra, la vida en un avión tiene la misma dinámica que en nuestro pobre planeta.

Reflexiones de despedida

En Santiago de Chile

Después de despachar el equipaje, el capuccino tibio de aeropuerto, las despedidas, policía internacional... estando en la fila para que me revisen el equipaje de mano, me digo a mí misma "Bueno, ahora ya estás sola y dependés de vos misma, ahora nadie te conoce y tenés que empezar de nuevo...". Una mano en mi hombro interrumpe mi autosermón. Una joven que estaba después de mí en la fila, me pregunta: "tú no estabas el otro día en la embajada de México?". Un desconcertado y tímido "ssí..." fue seguido por el interrogatorio: "¿Cómo te fue con la visa? ¿A qué Universidad vas? ¿Qué estudiarás? ¿Cómo lograste inscribirte en la Universidad a la distancia?..."
Y resulta que Cynthia va a cursar la misma maestría que yo, que su pololo ya está allá haciendo el doctorado y le hizo los trámites, que ella se está yendo a empezar las clases y después postular a una beca allá, muy segura de obtenerla... y ahí estábamos: dos desconocidas con experiencias muy similares, yendo de Chile a la misma maestría en México, juntas en una misma fila entre cientos de personas con otros destinos...

Algunas reflexiones inevitables:
* La vida es rara y las casualidades asustan.
* Por más que me empeñe en estar sola, nunca lo lograré. Nadie es tan único como para no tener nada en común con nadie.
* Pasan los años, aprendo muchas cosas, pero nunca aprendo a pasar inadvertida en ninguna parte. Simplemente no está esa posibilidad en mi ADN.