Después de años de vivir, vivir y vivir... uno va acumulando muchas cosas. Cada cosa tiene un significado, un recuerdo o una utilidad.
El tema es que cuando uno se traslada a un lugar más o menos lejano (donde no se puede enviar un camión de mudanzas), hay que revisar los criterios para conservar las cosas.
Lo que uno tiene y realmente le resulta útil, lo usa con frecuencia y no se puede reemplazar por otra cosa comprada en el nuevo lugar, debe irse con uno. Pero claro, para llegar a esa selección, hay que dejar afuera muchas cosas que forman parte de la vida cotidiana de uno, y muchísimas otras que no prestan utilidad, pero de las que cuesta desprenderse, porque están en la categoría de cosas con significado, o son cosas que guardan recuerdos.
Dejar cosas con significado implica internalizar esos significados, para encontrarlos en el nuevo lugar, en otras cosas. Dejar cosas-recuerdos, implica recargar el corazón con los sentimientos de esos momentos o personas importantes, para llevarlos con uno.
Finalmente, el resultado del proceso es el siguiente: uno deja la mayoría de las cosas que solían vivir con uno, y viaja con una maleta de 22,5 kg de cosas, y la mente y el corazón con exceso de equipaje.
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en sueños no hay firmeza
Hace 3 días
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