Un fresco olor a alfalfa y bosta, un bello paisaje de llanura, molinos y árboles en fila; alambrados, tranqueras, caballos y camionetas... suaves lomadas manchadas de vacas pastando. La casa, rodeada de árboles, parece un oasis en medio de miles de hectáreas de puro campo. Un poco más allá, unas chapas oxidadas se organizan para guardar en su interior herramientas, riendas y otros menesteres. Otras chapas oxidadas más atrás, hacen de techo para chanchos o gallinas. La gente de campo se asoma a la galería de la casa, para serenamente tomar un mate en la silla de siempre, viendo transcurrir la vida.
Paz, tranquilidad, rutina y mucho verde. Campo Argentino.
Estoy feliz, pasando unos días en la provincia de Entre Ríos, en el litoral argentino.
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