Este fin de semana fui a un recital de “Las percusiones de Estrasburgo”, grupo del cual hasta ahora no conocía nada; pero resulta que es el primer ensamble musical formado sólo por percusionistas, existe desde 1962, lo integran sólo los mejores percusionistas del mundo, y además de interpretar piezas musicales compuestas sólo de sonidos emitidos por metales, cueros y maderas, experimentan e investigan sobre música y percusión.
Esta presentación, llamada “Le noir de l’étoile”, de Gérard Grisey, consistía en “dar voz” a los sonidos emitidos por el sonar, o sea, amplificar con instrumentos humanos, los ritmos de las estrellas pulsares. Eran seis músicos, cada uno sobre un pequeño escenario, con su propia torre de sonido, y parlantes que amplificaban sólo lo que cada uno tocaba (no se mezclaban los sonidos en una sola consola). Las seis torres formaban un círculo, con unos 80 metros de distancia entre una y otra. ¿El público? Por todos lados. Era un anfiteatro natural de unos 800 metros de diámetro, hundido al centro, y uno podía estar adentro o afuera del círculo de escenarios. Yo estaba afuera del mismo, y sin embargo, era impresionante diferenciar los sonidos, de acuerdo al lugar de dónde provenían.
Seguramente estar en el centro sería alucinante, pero yo no podía llegar hasta ahí, ya que el anfiteatro natural, dentro de una reserva ecológica, en realidad era un campo de rocas volcánicas, que además de ser filosas no fueron bien acomodadas por la naturaleza para cumplir la función de auditorio, y estaban además intercaladas con hierbas silvestres de un metro y medio de altura. Con mi esguince en recuperación, seguir saltando piedras torcidas en la oscuridad no hubiera sido prudente. Sin embargo, el entorno natural –llamado “Espacio escultórico” supongo que por las esculturas naturales de las rocas- fue perfecto para percibir con todo el cuerpo las vibraciones de la obra que se ejecutó. Hubiera faltado una noche de Valle de Elqui, con el cielo negro y bien estrellado, pero estábamos en México DF, así que sólo se veían unas humildes 20 estrellas. Recordé mi primer noche bajo ese maravilloso cielo, que ahora parecía estar muy lejos…
Es un espectáculo que recomiendo: si “Las percusiones de Estrasburgo” va a sus países, no se lo pierdan. Su página web es http://www.percussionsdestrasbourg.com/
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