sábado, 28 de febrero de 2009
Realmente sí!
Luego de las páginas de los primeros añitos, viene una parte para llenar cuando uno ya sabe escribir. Yo lo hice con 6 años recién cumplidos, orgullosa de que ya había aprendido. Entre las preguntas aparecía, por ejemplo:
-¿Soy curioso/a?
Sí (respuesta escrita en lápiz, con mi letra de aprendiz)
-¿Soy buen compañero/a?
Sí
-¿Soy travieso/a?
A veces
-¿Soy simpático/a?
Realmente sí
Sí, ésa fue mi respuesta, porque ya tenía claras mis cualidades desde chiquita!
Después aparecían unos dibujos de hombres haciendo diversas cosas, y mujeres también en diversas actividades, todas ellas muy estereotipadas en términos de género. Y la pregunta era:
-¿Cuál de estas profesiones tendré cuando sea grande?
Mi respuesta, tajante: “Nada de acá”.
Nunca me gustó que me encasillen en estereotipos. Pero simpática sí que era, “realmente sí”!
viernes, 27 de febrero de 2009
Madre desconocida
Sin embargo, en Chile como en México, colocan como primer apellido el paterno, y como segundo, el materno. Y ahora que se inventaron los sistemas computacionales hasta para registrar a las personas que entran al baño público, se crea un grave problema para los argentinos comunes y corrientes que andan por el mundo (salvo que estén en Italia): ¿qué poner en el campo ”apellido materno” para que el sistema te registre?
Un tema son las caras de extrañeza y las preguntas capciosas de los funcionarios cuando les digo que “no tengo segundo apellido”, que provocan respuestas mías a la altura de la circunstancia, del tipo “tengo un solo apellido, soy pobre”. O “cuando mi papá me inscribió, sólo le alcanzó para comprar once letras”; o sandeces por el estilo, que brotan del aburrimiento de tener que repetir siempre lo mismo: “es que soy argentina, y en Argentina se registra sólo el apellido paterno”.
El siguiente tema es soportar los comentarios del tipo “¡qué machistas!”, “ah, pero entonces son misóginos”, “entonces el apellido de la mujer… ¿desaparece?” (a lo que les respondo “siempre desaparece, sólo que acá dura una generación para que una se ilusione”), o “pero entonces ¿no valoran a las madres?”. Y cuando me atienden mujeres los comentarios son del tipo “ja, como si el padre fuera lo importante, cuando la madre es lo único seguro!”, “claro, porque seguro que ellos son los que más sufren cuando nacen los hijos, no?” y reivindicaciones resentidas por el estilo, a las que generalmente respondo con alguna frase tipo “bueno, pero en un esquema patriarcal, como el de TODAS las sociedades latinoamericanas, lo importante es tener la herencia paterna, para asegurar el sustento económico del niño…”
Pero lo más “gracioso” de todo no son los diálogos, sino los resultados: cómo en cada lugar se resuelve el asunto, para que el sistema computacional rígido y diseñado con la lógica unívoca de ”todos son iguales a nosotros”, me acepte como persona, a pesar de no tener dos apellidos.
En Chile por ejemplo, mi segundo apellido para la AFP es ”NC” (supongo que quisieron decir que soy tan gil que no contesté). O sea que cuando me quiera jubilar y no coincida el nombre de mis aportes de toda la vida con mi partida de nacimiento, no sé a quién le donarán el fruto de mi trabajo. Bueno, en otros sistemas, como el de tarjetas de puntos, mi apellido materno es “SIN”. Otros optan por repetir el primer apellido, como si fuera el materno el único que tengo, o poner la inicial del mismo como segundo apellido. Para mi empleador en uno de mis lugares de trabajo, era “NN”. Y cada vez que tenía que firmar mi registro de entrada y salida, me sentía una desaparecida, o una occisa desconocida encontrada en la calle. En los sistemas donde yo misma puedo digitar y buscar las opciones, en general engaño al sistema poniendo espacios, o a lo sumo, un punto “.”.
En México, al momento de tramitar la visa de estudiante, me aceptaron el vacío y quedé con un solo apellido. Pero al matricularme en la Universidad y ser inscrita en el sistema de alumnos, mi segundo apellido fue “---“. Cuando tuve que registrarme en un sistema de red interna de la Facultad donde estudio, para poder tener acceso a internet desde mi computadora personal; no me aceptó los tres guiones como antes, ni el espacio, ni el punto. Había que poner palabras. Consultando por teléfono a los administradores de la red, me hicieron escribir como nombre de mi madre “NO TENGO”.
Fue el apellido materno más triste que me han inventado. Pobre mi madre, que tiene mil apellidos en mi nombre.
Les recomiendo encarecidamente a los argentinos que aún piensen engendrar hijos para que nazcan en ese país, que hagan lo que sea necesario, para que desde el momento de su registro, tengan dos apellidos. Si no los tienen invéntenlos, repitan el que tengan, hagan lo que sea… pero por el amor del globo: ¡déjenle abiertas las puertas del mundo a sus hijos: no les pongan un solo apellido!
jueves, 26 de febrero de 2009
Mi primer esguince
Ahora soy un pirata-pata-de-palo, tengo que hacerme compresas frías-calientes, se supone que no puedo pisar por una semana, tengo tobillo de bola y ando toda vendada.
Después de dos caídas en 3 semanas, me quedan tres posibilidades:
-Empezar a caminar mirando dónde piso
-Bajar un cambio
-Ponerme a dieta
¿Por dónde empiezo?
Conversaciones interculturales de barrio
-¿Qué tipos de quesos tiene? ¿Me puede explicar cómo son?
-¿Usted es holandesa, verdad?
-No…
-Ah, pero parece holandesa. ¿De dónde es?
-Mm, vengo de Chile…
-¿Y por qué habla como holandesa?
-Cri cri
-Es que acá cerca vive una señora que es holandesa, y habla igual que usted
-Ah, qué raro… pero bueno, en realidad mi familia es de Bélgica, así que tanto no se equivocó…
(Sin comprender mi asociación de ideas) -Pero es que ustedes, allá en Brasil, hablan de otra manera de cómo habla usted, parece más holandesa que una persona de Rio de Janeiro…
Después de demostrarme claramente que no entendía nada de países ni de culturas ni de lenguajes, desistí de mi idea de pedirle consejo sobre qué cerveza comprar, deseché su negocio para hacer futuras compras, y lo bauticé “el guaznápido holandés”.
Diálogo en una de las librerías de este barrio estudiantil:
-Buenas tardes, busco cartulinas de las grandes, ¿tienes?
-A ver, pasa por aquí para que veas lo que tengo… (y yo, tan obediente y gil, pasé)
-Eres chilena, no?
-Ssí… ¿Se nota?
(Con sonrisa de triunfador) -Sí, lo que se nota, claramente, es que no eres argentina, así que tienes que ser chilena.
-Bueno, en realidad, soy argentina!
-Ah, pero vives en Chile!
-No, vivo acá a dos cuadras… (y le concedí:) Pero antes sí, vivía en Chile.
-¿Bueno, te sirven estas cartulinas? Si no, te traigo otras para mañana…
Así que mañana volveré a buscar las cartulinas negras que le encargué, ya que después de visitar tres librerías, saqué la conclusión de que acá sólo venden claritas, suponiendo que uno siempre escribe con colores oscuros.
De hecho, yo no las quiero para escribir sino para dormir, pero ése es otro cuento.
domingo, 22 de febrero de 2009
Exposición individual
Ahora le dí mejor uso a mi linda bufanda de "Manos del Uruguay" (ya que no hace frío), e hice una exposición de mis alhajas frente al espejo del cuarto.
Así no tengo que usar todos los días los mismos aritos de lapizlázuli por ser "los que están a mano".
Vean cuán lindo me quedó:
Primera salida de paseo
Después de tres semanas en México, en que no paré de ir y venir, hacer trámites y estudiar… hoy fue el primer día que salí, sólo para pasear y despejarme un poco. Primero quise ir a un ciber acá cerca, para contarles a todos Ustedes que ya tengo mi chiche nuevo: la netbook desde donde les escribo, que aún espera la conexión a wi-fi en casa… la semana que viene, ojalá. Pero resultó que justo cuando me senté frente a la computadora del ciber se cortó la luz, así que no alcancé ni a abrir una ventana, y volví a mi casa. El contexto: un viento de esos que vuela los techos, el cielo cubierto, amenaza de lluvia (que finalmente fueron unas pocas gotas). Al volver a mi casa, compruebo que se cortó la luz en todo el barrio. ¿Qué hacer? Justo el primer fin de semana que estoy sola, y cuando tengo chiche nuevo, viene a cortarse la luz…
Salí, me tomé el metro y fui a una “Plaza Comercial” como les dicen acá a los mall o shopping. Tenía que sacar plata de mi cuenta de Chile, y comprar sábanas, ya que las que traje me quedan chicas para esta cama matrimonial, y amanezco todos los días enredada como un capullo. Pero aproveché la salida para ver otras cosas, principalmente cómo se entretienen los mexicanos un sábado de “lluvia”, adentro de una Plaza comercial. Básicamente, comiendo mucho y comprando poco.
Bueno, me encontré con una de estas súper-mega cadenas de cine, que odio profundamente por la mercantilización que hacen de la cultura, la selección arbitraria de las carteleras y esa manía de venderte pop corn hasta que revientes; pero hoy me pareció buena idea ocupar la tarde, mientras en mi casa no había luz, en ver una película. Elegí el cine mexicano para empezar a conocerlo más. Vi “El brassier de Emma”, que no merece mayores comentarios de ningún tipo, pero lo que no quería era ver un dramón, ni una de esas películas de acción y sangre… mi ánimo de primer fin de semana sola en día de lluvia, no daba para mucho.
Lo mejor estaba por llegar, ya que al salir del cine empecé a buscar mis sábanas, y terminé en el condenado Walmart (acá hay mucha influencia gringa, estamos muy cerca!), donde elegí mis sabanitas, una linda colcha para sacar la que había en la casa, que considero vieja, fea y de mal gusto; y otras cositas necesarias para la casa, como cuchara de madera, pela papas, 2 tazas de loza (la de plástico que tenía me hacía sentir muy inmadura), rollos de cocina... Pero fui más feliz aún cuando encontré al fin (en los negocios de mi barrio no había): ¡¡¡tierra, macetas grandes y semillas de hortalizas!!!
Me vine muy cargada en el metro, pero entusiasmada: empezaré este semestre sólo con tomate y zanahorias, para alcanzar a cosechar antes de junio, ya que acá está comenzando la primavera y eso me augura un crecimiento rápido y fructífero. Además, ahora tendré un nuevo entretenimiento cuidando las plantitas, y no extrañaré tanto mi huertita de La Serena.
Ahora son casi las 12 de la noche, y aún sigo a oscuras en mi casa, así que me felicito por haberme entretenido durante la tarde en un lugar que cubrió mi cuota de ver gente por todo el fin de semana, y eso me permitirá mañana domingo estar tranquila en casa, preparar mis almácigos, y dedicarle unas horas a mi trabajo actual: el estudio y la investigación. También me felicito por haber sido nieta de europeos que vivieron la Primera Guerra y me inculcaron la importancia de estar provisto de todo en una casa “por si viene la guerra”. Esto me permitió volver tranquila hoy a mi casa, sabiendo que en ella había velas esperándome, para iluminar un momento como éste; además de comida para dos semanas y 12 litros de agua mineral.
¡Que venga la tormenta nomás, que acá la espero!
¡Viva la riqueza cultural!
En este contexto, les comparto unos datos estadísticos de la Unicef (ojo, que no es la canción de Schwenke y Nilo, eh):
• De las 6000 lenguas que existen en el mundo, actualmente el 50% está en peligro de extinción.
• El 96% de las lenguas son habladas en total, por el 4% de la población mundial.
• Europa posee sólo el 3% de la riqueza lingüística de la humanidad.
• México posee 62 lenguas autóctonas que aún se hablan (más del 1%).
Si partimos de la base de que las lenguas reflejan y transmiten la percepción del mundo y de la vida que posee cada cultura… la muerte de las lenguas implica un importante empobrecimiento cultural de la humanidad, que tiende cada vez más a homogeneizarse “gracias” a culturas poderosas, que dejan sin oxígeno a las menos dominantes (no necesariamente minoritarias).
Hace unos días conversé con un profesor que pertenece a una etnia del Estado de Oaxaca. En este Estado mexicano, aún viven –o sobreviven, habría que investigar- 16 lenguas originarias. El trabaja en una “Escuela Normal Bilingüe Intercultural”, donde forman a docentes pertenecientes en su mayoría a grupos étnicos, y los preparan para enseñar a sus alumnos en español, en su propia lengua materna, y al menos en una más de las lenguas presentes en el Estado. En esta Escuela Normal se están hablando y enseñando, 14 de las 16 lenguas nativas del Estado.
Por supuesto que ya quedé de acuerdo con él, en que voy a ir a visitar esa Escuela, y a empaparme lo más posible de sus experiencias… Por estas cosas vale la pena para mí estar en México: en el sur del Continente estamos a años luz de esta riqueza educativa y cultural.
Mi primer PC
Hoy fui feliz. Como no tenía clase, me levanté temprano, con todo el ánimo del mundo, y me fui en metro al centro. Gracias a la recomendación de mis compañeros de la Maestría, llegué a la “Plaza de la Tecnología”, que es como una feria persa de Chile, o un boli-shopping de Argentina, pero sólo de artículos electrónicos, computadoras y accesorios. Cuando uno camina por sus pasillos atestados de gente, te van acosando cada 2 metros con frases como “¿qué buscas, amiga?”, o “pregunte lo que necesite, cotice aquí”, o “amigo, aquí tenemos lo que estás buscando”, y muchas frases más por el estilo, pero la palabra que se repetía siempre era la de “amigo/a”. Yo sólo pregunté lo que quería saber allí donde no me acosaron, no le di bola a ninguno de los “amigos”, y tuve la gran tentación de buscar un papel y un marcador para hacerme un cartel en el pecho que dijera “NO SOY TU AMIGA”. Si vuelvo, prometo hacerlo.
Después de marearme con miles de números y datos en el laberinto que ocupa una manzana entera (con 3 pisos), salí al aire libre a buscar un banco donde cambiar mis dolaritos ahorrados para hacer “la” compra. Como Chizz está equivocada y yo tengo buena suerte para las cosas importantes, el tipo del banco se equivocó, y en vez de pagarme el valor bajo del dólar, me pagó el alto, suprimiendo así la ganancia del banco.
Volvía hacia la famosa feria de las teclas, cuando vi en la vereda opuesta, un gran negocio de impresoras y suministros HP, y fui a ver los precios de estos aparatos, ya que también necesito uno. Al entrar vi que también tenían computadoras, pregunté por el modelo que había visto adentro del enjambre de cables y amigos, y comprobé gustosa que tenía buen precio, pero además me daban boleta, garantía y un local amplio y luminoso donde tratar, aspecto vital para mí.
Finalmente compré el aparatito más lindo que tuve en mi vida: esta computadora desde donde escribo, que es un netbook de 8.9 pulgadas de monitor, pero no por eso menos rápida ni capaz. Me salió 360 dólares, lo que considero una ganga. También le compré una amiguita para que compartan información: una impresora HP simple, bonita y barata. Tan barata, que comprar los dos cartuchos de repuesto, cuando se me acaben, me saldrá más caro que comprarla nueva, con sus cartuchos incluidos. Así que ya decidí que cuando me quede sin tinta, la vendo y me compro una nueva.
Al llegar a casa a la noche (después de asistir a una conferencia sobre transculturación en Europa y en América Latina en la otra punta de la ciudad: hoy estuve casi 5 horas en el metro), estaba tan feliz “como chico con juguete nuevo”, que me compré cosas nutritivas para celebrar: cerveza y papas fritas. Y me puse a traspasar los miles de archivos que traje en varios pen drives, empezando por la música, claro. Y la primera canción que reproduje, para estrenar los parlantitos que tienen poca potencia pero buen sonido, fue “La muralla verde” de Los Enanitos, ya que representa muy bien este momento de mi vida. Cuando terminé de grabar mis antiguos archivos, me quedaron 135 Gb, de los 160 que tenía el disco. Y eso que en Chile dejé respaldo de cosas que no pude traer!
Claro que ya tengo computadora, pero aún no tengo Internet, así que mandaré esto al blog cuando vaya a un ciber.
Vean si no es preciosa mi chiquitita… Claro, si logran verla detrás de mi nutritiva cena!
¡¡¡SOY FELIZ!!!
miércoles, 18 de febrero de 2009
Cada cual, su camino
Tú debes caminarlo por ti mismo.
No está lejos, está al alcance.
Tal vez hayas estado en él desde que naciste y no lo sabías.
Tal vez esté en todas partes, sobre el agua y sobre la tierra".
Walt Whitman
martes, 17 de febrero de 2009
Percepción estacional
Por ejemplo, dicen que en México estamos en invierno... pero yo estoy pasando más calor que en el verano de La Serena.
Con decir que ando por mi casa (sí, al fin tengo casa!) en ropa interior todo el día, creo que ya soy bastante gráfica.
Voy a tener que comprar un ventilador, si quiero recibir visitas alguna vez.
domingo, 15 de febrero de 2009
Diga 33
Averigüé un poquito más, y me encontré con que el artículo 33 de la Constitución Mexicana, dice textualmente:
ARTICULO 33. SON EXTRANJEROS LOS QUE NO POSEAN LAS CALIDADES DETERMINADAS EN EL ARTICULO 30. TIENEN DERECHO A LAS GARANTIAS QUE OTORGA EL CAPITULO I, TITULO PRIMERO, DE LA PRESENTE CONSTITUCION;
PERO EL EJECUTIVO DE LA UNION TENDRA LA FACULTAD EXCLUSIVA DE HACER ABANDONAR EL TERRITORIO NACIONAL, INMEDIATAMENTE Y SIN NECESIDAD DE JUICIO PREVIO, A TODO EXTRANJERO CUYA PERMANENCIA JUZGUE INCONVENIENTE.
LOS EXTRANJEROS NO PODRAN DE NINGUNA MANERA INMISCUIRSE EN LOS ASUNTOS POLITICOS DEL PAIS.
Así que ya estoy avisada, tengo que portarme bien y ser neutral en todos los temas. Qué aburrido...
Menos mal que ya en Chile aprendí un poco de diplomacia social.
sábado, 14 de febrero de 2009
Relatos con moraleja
Contaré aquí lo más saliente de esas aventuras:
1) Experiencia fuerte: ir a lo que se publica como "Casa de huéspedes", donde "se rentan cuartos", y encontrarme con un edificio con tooooda la pinta de hotel-alojamiento, motel, telo o como lo conozca cada uno. Vidrios espejados, puertas enrejadas (dos: una y después la otra), un cartel en la entrada interna que reza "En esta casa NO discriminamos por raza, religión u orientación sexual. Sólo le pedimos que usted tenga el mismo respeto". Subiendo escaleras, miles de puertas todas iguales, ninguna ventana hacia el interior de las habitaciones, y entrando a una, una cama de 2 plazas con una colcha MUY multicolor y de mal gusto, las paredes con azulejos, lo que quisieron ser muebles: todos de material, fijos obviamente, y recubiertos de más azulejos... un baño mínimo y nada más. Ah sí, ventanas hacia el exterior, espejadas también.
Los minutos que estuve en esa casa, fue lo más cerca que estuve en mi vida de conocer un motel por dentro.
Reflexión al salir: ¿la industria del "placer al instante" ya no tendrá tanto mercado, que necesitan rentar por semana o por mes los cuartos?
2) Una mexicana que conocí en Buenos Aires el año pasado, me ayudó a buscar dónde vivir en el DF. Me llevó por muchos sectores y barrios muy bonitos y elegantes... pero impagables para mí como becaria. Me dí cuenta de que la fama de la ciudad de México como tan peligrosa para vivir, la alimentan los mismos mexicanos, que no te quieren recomendar casi ninguna zona donde rentar, salvo las más caras, como si eso les diera garantía de seguridad... otra cosa interesante: si uno es extranjero, no cualquier barrio sirve para uno, según la persona del lugar. Yo pensaba: "y si yo en mi país viviera en un barrio peor que éste, ¿cómo me sentiría?". Parece que por ser extranjero, uno está "a otro nivel"...
3) Todo el mundo acá está tan acostumbrado a viajar durante todo el día y llegar después de las 21 hrs a su casa a diario, que cuando te ofrecen algo que está a una hora y media en metro de tu facultad, les parece que te encontraron algo cercano y accesible... y cuando yo les decía que no quería viajar más que media hora, y que mi idea original era ir a clase en bicicleta, me miraban como si yo fuera una marciana, una ilusa o una loca. Todo dependiendo del sujeto interlocutor.
4) Encontré la publicación de un departamento en una zona que parecía ideal: centro histórico de la ciudad, con toda la vida cultural muy accesible, a una hora de metro a la facultad, supuestamente un barrio seguro... El edificio, a pesar de estar en el Centro Histórico, tiene sólo 3 años de antigüedad. Ofrece una "alberca" (piscina) temperada, vestuarios y duchas contiguas; salas de uso común y un gimnasio lleno de aparatos para mantenerse en forma... El departamento, amueblado completo, con 2 recámaras y 2 baños, living, cocina, balcón... internet, teléfono, luz y agua incluidas en la renta...
Un solo detallito: para poder acceder a esta maravilla, tenía que compartirlo con una mujer muy especial, estudiante de doctorado de "arte y diseño" (¿me quieren explicar qué se estudia en un doctorado así?), y con muchas condiciones. Para empezar, la publicación decía:
"Requisitos: para extranjera profesionista o estudiante, educada, independiente y tranquila. Quien renta el cuarto es profesionista, estudiante de doctorado, vegetariana, heterosexual, no fuma, no bebe, no tiene mascotas y es tranquila". Parecía más un aviso de cita a ciegas que otra cosa, pero en fin.
Llamé, me presenté y ella feliz de escuchar a alguien hablando tan raro (en general me pasa todo lo contrario, como se imaginarán). Le pregunté si podía usar la cocina para preparar mi almuerzo diario. Después de un profundo silencio, me respondió: "No, es que yo soy vegetariana, y no quiero que se contamine mi cocina". Insistí ofreciendo la posibilidad de preparar comidas sin carne. Nuevo silencio, y después un tembloroso "bueno, si es sin carne, podría ser... pero no más de dos veces a la semana". ¿Ella no come el resto de los días, acaso?
Después me dice "me imagino que tú te bañas con agua caliente..." "Sí, claro" respondí firmemente. "Ah, porque yo me baño con agua fría, entonces pago muy poco de gas" (la cuenta da 3 dólares mensuales, irrisorio). "En ese caso -siguió-, tú tendrías que pagar la diferencia del consumo de gas, si vas a cocinar y a bañarte con agua caliente..."
O sea que además de bañarse con agua fría, la tipa come ensalada todo el día, lava los platos con agua fría también, la ropa, la vida... todo frío!!!
Cuando le conté la historia a mi anfitriona en Cuernavaca, me contó de una película llamada "Se busca mujer blanca", en la que una mujer pone un aviso con esas palabras, para rentar una habitación de su casa, y termina siendo una psicópata que casi mata a la otra... terrible. Desde ahí le tomé idea a la vegetariana, no entendí la condición que puso de que sea una extranjera la que rente con ella, y cuando volví a hablar con ella, sentí una señal de mis antenitas de vinil, indicando la presencia del enemigo... así que nunca fui a conocer tan maravilloso departamento.
5) El jueves, que era mi 11° día en México, salí decidida a encontrar dónde vivir, para poder mudarme en el fin de semana, porque el viernes no iba al DF. Recuerden que hace tiempo tengo esta necesidad... Así que para mí, era como si se acabara el tiempo para buscar, y ya tenía que decidir.
Conocí varias alternativas por distintos puntos de la ciudad, llamé a un par más, y cuando ya iba caminando hacia la facultad, al cabo de varias horas de caminar y caminar, me metí en una calle sin salida que me gustó, porque tenía adentro una placita con juegos, arbolitos y tranquilidad; y empecé a hablar con los vecinos. Preguntaba si rentaban cuarto o "depa", explicaba que estudiaba ahí, pedía referencias de los vecinos... y después de hablar con 5 personas, llegué a una casa donde una chica joven escuchó mi presentación, giró la cabeza y gritó hacia adentro "papá, te buscan por los departamentos". Resulta que la familia tenía montado un negocio arriba de su garage, y ningún vecino tenía mucha idea del asunto.
Me mostró tres opciones, y me enamoré de la primera. Un departamento chiquito, con los espacios justos, pero todo lo necesario. Recámara, sala, cocina, baño. Todo amueblado, y todo en unos 20 metros cuadrados, con suerte.
Me salí con la mía, y conseguí algo independiente, digno, pagable, seguro, con todo lo necesario, y lo más importante: cerca de la facultad! Estoy a 4 cuadras, así que ni siquiera tendré que comprar una bicicleta, porque caminando estoy enseguida ahí.
Todo esto entrega una moraleja al lector, para compensar por el largo tiempo que me leyeron:
viernes, 13 de febrero de 2009
Bendito Tequila
Leo en la etiqueta trasera de la botella:
Cura tristezas
Acerca amigos
Levanta el ánimo
Quita el frío
Magnífico aperitivo
Bueno para el amor
Afina tu canto
Suelta la lengua
Hace compadres
Cierra tratos
Mejora la digestión
Abre puertas
Elimina la timidez"
Y abajo de todo, dice con letra chiquita:
"El consumo de este producto sin compartirlo con amigos es nocivo a su salud."
miércoles, 11 de febrero de 2009
Confianza elemental
Cuando terminé el plato, mientras ellos miraban (yo llego a las 23:30 y ellos me acompañan durante mi cena, antes de acostarse), Bea se levantó para servirme el postre:
-¿De qué sabor quieres la nieve, vainilla o chocolate?
-Si tengo que elegir... (pausa notoria) de vainilla
-Salvo que quieras de las dos...
-A ese punto quería llegar!
-Me dí cuenta, por lo sutil que fuiste!
Jajaja...
¿Se habrán dado cuenta mis anfitriones de que ya entré en confianza?
¿Medirán las consecuencias que eso significa conmigo?
martes, 10 de febrero de 2009
Comida típica mexicana
Me maravillo aquí en México al descubrir los sabores tan variados, con tanta raigambre histórica, y con preparaciones que son complejas pero que se siguen manteniendo y cocinando...
El otro día aprendí a hacer, y a comer, huauzontle. ¡Exquisito! Si el nombre en náhuatl les parece complicado, les cuento que en latín es peor: "Chenopodium berlandieri nuttalliae". Su preparación es larga y compleja, pero su sabor es tan original y rico, y su valor nutricional tan grande, que vale la pena.
El huauzontle es una de las plantas alimenticias que México aportó al mundo, junto con el maíz, el frijol (poroto), el chile (ají), el cacahuate (maní), el aguacate (palta), el jitomate (tomate rojo), la calabaza, la vainilla y el cacao.
Lo interesante del huauzontle, es que los españoles al llegar a México prohibieron su cultivo y consumo (era la cuarta fuente de la alimentación de los aztecas), y como tantas otras cosas prohibidas por los conquistadores, los mexicanos lo mantuvieron clandestinamente. Creo que esa tozudez cultural de estos pueblos mesoamericanos, fue el secreto para mantener vivas hasta hoy muchas costumbres maravillosas de sus etnias, y así ser ejemplo para el mundo de una integración de la modernidad a la vida cultural propia, sin dejar que ésta muera.
Claro que para nosotros en el sur, lo moderno es tan atractivo, rápido y fácil... que nos dejamos fascinar por la tecnología y reemplazamos las formas de vida que teníamos por lo nuevo, que nos parece imprescindible de repente. Si no fuéramos tan ¿cómo llamarlo? y no mendigáramos cultura de otros países que se creen más "civilizados", aún conservaríamos valiosas costumbres de los tobas, los coyas, los changos, los diaguitas, los mapuches, los querandíes, los atacameños y tantas otras etnias que ya olvidamos.
¡Viva Cuauhtémoc y su resistencia!
lunes, 9 de febrero de 2009
Una aguja en un pajar
Uno porque la zona es peligrosa, otro porque no está amueblado (no me voy a poner a comprar muebles ahora!), otro porque en la zona se acaba el agua a cada rato (hay escasez en el DF), otro porque no tiene cocina (no voy a comer tacos y tortas todos los días en la calle!), otro porque es carísimo (al final, soy una pobre becaria), otro porque lo acaban de rentar... al final ninguno me sirve!
Bueno, estoy en la lucha. Mientras tanto, conocí muchas zonas lindas del DF, como Polanco, Reforma, Zona Rosa, Tlalpan, Cuauhtémoc... algunas se parecen a Belgrano, otras a Recoleta, otras a San Isidro o La Horqueta (me salió un versito). La Zona Rosa es muy interesante: parece Palermo-Hollywood o una ciudad europea, está llena de hoteles y restaurants, boutiques y shoppings.
Bueno gente, sólo les quería contar que estoy en eso. Cuando tenga novedades sobre mi nueva residencia en México, lo posteo.
domingo, 8 de febrero de 2009
ReZ
Algo que me llamó la atención desde el primer día, es que acá los ficus no son arbustitos de interior, sino que se transforman en frondosos árboles, preciosos con su hojas brillantes al viento.
La mitad de los árboles en las veredas de Cuernavaca, son ficus. Pero la mitad de éstos tienen la misma peste que tenía mi ficus de La Serena: gotitas pegajosas en las hojas, ramitas descascaradas y cara de tristeza.
Si le ofreciera al Gobierno del Estado de Morelos limpiar de esta peste a todos los ficus de Cuernavaca con la receta casera con la que sané el mío, me podría llenar de plata en poco tiempo.
Pensar que hay tantas formas fáciles de hacerse rico... y yo elijo invertir mi tiempo en estudiar una maestría.
sábado, 7 de febrero de 2009
Anecdotario lingüístico I
Clase de "Producción de material académico":
-"¡Soy un chipote, una verdura envuelta en huevo!" (como diciendo que se cree especial)
-"Porque después resulta que metimos de chile, de mole y de dulce, y ya no se sabe a qué sabe!"
-"El marco teórico no es un refrito de la teoría"
Clase de "Teorías del Aprendizaje":
-"Después se les va el avión" (como que se olvidan)
-"Es que soy un fregón!" (un genio)
-"Son sólo sueños guajiros" (?)
Clase de "Producción textual académica":
-"Van a tener que sacrificar horas de sueño, lujuria y placer"
-"No hay de otra" (significaría que no queda más opción... lo dijo como 7 veces en una hora)
-"Van a decir que soy babas" (tonta, supongo)
-"Tampoco hay que buscar el hilo negro" (?) (¿será la quinta pata al gato?)
-"Cuando voy a escribir me gusta comer una manzana con chilito" (puaj)
-"Hay que revisar sus trabajos de ustedes"
-"Después de tanta "hora pompi", van a quedar sin pompis!" (de tanto leer... como verán nos dan mucho ánimo).
Y la mejor de todas:
-"Porque es como si yo dijera "Todas las mujeres con pelo largo son lesbianas".
Entonces le pregunta a las 3 mujeres que tiene cerca:
-¿Usted es lesbiana?
-¡Noo!
-¿Usted es lesbiana?
-No
-¿Usted?
-¡Yo llevo el pelo corto!"
Jajajaja... fue genial, pero nadie se rió. Qué fomes.
viernes, 6 de febrero de 2009
Actitud ¿sos-pechosa?
Pero parece que después de tantos años de vivir una vida provinciana en La Serena, me apapayé y ya perdí las competencias adquiridas en mi ciudad natal.
Esta mañana, antes de salir hacia la Universidad en mi viaje de 3 horas de ida y 3 horas de vuelta, que hoy logré reducir en 15 minutos lo que no es menor; con el dolor de mi alma corté las tiritas de mi mochila (3 en total) para impedir que me la abrieran tan fácilmente.
Pues no señores, no alcanza con ninguna medida que tome... hoy de nuevo me abrieron la mochila, pero esta vez fue el bolsillo, y fue caminando durante una combinación del metro.
Por supuesto que allí no se encuentra más que pañuelos desechables, un paquete de DRF de naranja que me regaló chizz en San José, unas lapiceras que me regaló una amiga de La Serena, varios sobrecitos de azúcar y sal de diversos bares y restaurants que he visitado, y las llaves de la casa de Cuernavaca. Nada interesante para robar, en fin.
Entonces me puse a observar y miles de mexicanos iban con su mochila puesta atrás, con sus fierritos de los cierres colgando sin ningún recaudo, y nadie parecía interesarse en ellas. Mi ser analítico-filosófico me cuestiona profundamente: ¿Qué tengo yo que hace pensar a los cacos que mi mochila contiene cosas más valiosas?
Según Bea (mi anfitriona en Cuernavaca), tengo una actitud distinta a los mexicanos, y eso me delata como extranjera. Pero aún no me explica cuál es esa actitud... ¿ustedes qué creen?
"Dejé todo mi mundo en el sur"
Me informaron que el Consejo Académico me había designado a ese campo, y el planteo parecía inapelable.
Como me crié en Argentina y no tengo la sumisión mexicana, hablé con tres personas distintas buscando una explicación, hasta que llegué a la piedra de tope: tenía que hablar con "el Doctor".
Ayer pude finalmente abordarlo en un pasillo, ya que está siempre ocupado o no está, y le dije directamente: "Nadie me supo dar razón del cambio de campo".
El tampoco supo: "bueno, la razón fue que se le asignó un tutor que tuviera cercanía con su temática de investigación, y como él trabaja en el equipo de Docencia Universitaria, usted quedó en ese grupo".
Respiré para no responder impetuosamente, y le dije "lo que pasa es que Maestrías en Docencia Universitaria tenía 400 para hacer en Chile o Argentina (siempre fui un poquito exagerada), pero si vine a México fue porque es la única que encontré en Diversidad Cultural. Me interesa mucho poder compartir con los compañeros que están trabajando proyectos de educación indígena, y estando en el otro grupo no me relaciono con ellos... Nosotros en los países del sur tenemos una educación muy homogénea, y yo quiero enriquecerme con la experiencia de diversidad de México, para aportar esa visión allá..."
Demostró un gran conocimiento de causa al decirme:
-¿Pero su proyecto de qué se trata?
-Es una experiencia de diálogo intercultural entre escolares adolescentes de cuatro países de América Latina, y el análisis de la relación con su formación ética y ciudadana... yo creo que está más relacionado con la diversidad cultural que con la docencia universitaria, ¿no le parece?
-Sí, bueno, pero si te interesan los seminarios de Div. Cult., durante la Maestría puedes tomar tres cursos optativos, y podrías elegirlos de esa área...
-Claro, pero son 3 cursos de 20, y en los otros 17 aprenderé cosas que me podrían enseñar en Chile, así que por eso no tiene sentido quedarme... ¡Yo dejé todo mi mundo en el sur por la diversidad cultural de México....! Al decir estas palabras se me quebró la voz y yo misma me impresioné de su profundidad.
-Bueno, tendría que revisar nuevamente tu proyecto para analizar si es pertinente y ver después si hay factibilidad de hacer lo que tú quieres...
-Víctor (el secretario) tiene dos copias de mi proyecto sobre su archivador izquierdo.
-Bueno, lo checo entonces... ¿tienes correo electrónico? Así nos comunicamos por ese medio...
Así quedó el tema: abierto.
Después de clase, veo al "Doctor" sentado en el escritorio de Víctor leyendo mi proyecto, entonces me quedo por ahí cerca, mientras espero "al Ingeniero" para entregarle más papeles. Finalmente me llama el Doctor, me hace otro interrogatorio sobre el proyecto, e insiste en la idea del otro grupo.
Ya sospechando la existencia de otro tipo de intereses para tenerme ahí, lo increpo: "Pero ¿cuál sería el problema para cambiarme? Si eso implica cambiar de tutor no hay problema, todavía no me encariñé tanto..." (la verdad es que hablé 5 minutos con "el Maestro").
Finalmente saltó la verdad:
-En que en ese grupo (el que me habían metido ellos) está la idea de participar de una red latinoamericana, y eso implicaría ir a un encuentro en Argentina dentro de dos años...
-Sí, pero a Argentina ya la conozco bastante, y si vine a México es por otros motivos... (¿acaso quería que se los volviera a explicar?)
Bueno, así quedó nuevamente la cosa abierta para responderme hoy.
Hoy fui directamente a hablar con el secretario para saber "qué había dispuesto el Doctor con respecto a mi caso" (aprendí a hablar así en Chile).
Y el final de la historia es positivo, como no podía ser de otra manera en mi vida: ya me entregaron el nuevo horario con los cursos de "Educación y Diversidad Cultural" y me integré rápidamente al nuevo grupo humano.
Pero ésa es otra historia.
jueves, 5 de febrero de 2009
Folclore mesoamericano
*Conocí la casa de Cantinflas, en el centro de Cuernavaca, hoy transformada en un café-bar.
*Comí un elote (choclo) con mayonesa y queso rallado, caminando por la calle, y me sentí en Humahuaca.
*Comí el arroz más picante que puedan imaginar. Era blanquito, parecía insípido, y no entendí por qué me lo sirvieron solo en un plato, cuando suele ser un acompañamiento... apenas lo probé, me transformé inexplicablemente en un dragón. Como tenía hambre, comí un par de bocados más, pero era imposible. Lo curioso fue que al comer después un poco de lechuga fresca, ya se me pasó el efecto por completo.
*Comí una tortilla de maíz azul, y tenía adelante una salsa de palta que parecía apetitosa. Me la serví en la tortilla, y tenía unas sospechosas semillitas blancas adentro... que resultaron ser de ají (chile) y que se sumaron al efecto del arroz... socorro, fuegooooo!!!
*Anduve en un bici-taxi, donde un ser humano pedalea en una bicicleta que tira de un carrito con techo y todo, para llevar 1, 2 y hasta 4 personas. Le pagué 6 pesos (medio dólar), él me trasladó por unas 8 cuadras, y me sentí muy rara, pero a la vez me divirtió un poco. Me sentía una princesa llevada por un esclavo desde Palacio, a recorrer el reino... todo muy raro.
*Me robaron y no perdí nada (ver post anterior).
*Se me cerró la puerta del metro en la cara cuando pretendía subir, pero logré vencerla y entrar.
*Averigüé por el descuento para estudiantes en los pasajes de autobús, y me explicaron que sólo rige en períodos vacacionales. Al revés del pepino!
*Quise sacar fotocopias dentro del campus, y me pidieron para pagar una tarjeta de prepago (?). Como no la tenía, tuve que salir de la Universidad para sacar 2 copias.
*A pesar de mi sentido de desorientación congénita, aún no me he perdido en ninguno de mis trayectos en México. Y eso que para ir desde la casa hasta la Universidad, tengo que caminar 3 cuadras, tomar un autobús, bajarme, atravesar una feria callejera, tomar el metro, hacer 3 combinaciones, bajar un puente peatonal (a esa altura el metro pasa por arriba y no por abajo, es todo muy extraño), tomar una "pesera" (colectivo chico, su nombre alude al precio de 1 peso en el pasaje, que debe ser muy antiguo porque hoy sale 4,50), bajarme en la entrada del campus, recorrer un estacionamiento, muchos patios y pasillos, con edificios todos iguales, y llegar al edificio de posgrado. A la vuelta es algo similar, pero en dirección al sur.
Se ve que estoy realmente en una nueva etapa de la vida... ¿o será que desde Chile me estudié el plano de la ciudad por internet?
*Una compañera de la Maestría se ofreció a llevarme hasta donde tomo el autobús, para evitar las 3 combinaciones de metro, ya que ella vive cerca de esa zona, y ¡se perdió! Y eso que ella es mexicana y del DF, eh?
*Cada vez que subo a un autobús, un vigilante me revisa la mochila, y me pasa a mí y a ella un detector de metales manual. El otro día, el vigilante fue tan fanático que hasta le pasó el detector al chofer. Y para entrar a los andenes, desde la sala de espera, paso por un detector de metales fijo, y me exigen tener pasaje para entrar... ¿y si alguien me quiere despedir?
Ya contaré más curiosidades de mi vida por aquí...
Dígame Licenciado
En lugares como La Serena por ejemplo, lo que da importancia a alguien es su apellido, la pertenencia a una familia tradicional serenense. En Chile en general importa mucho en qué colegio estudiaste, aunque de eso ya hayan pasado años, y en qué sector vives o viviste...
En Buenos Aires se mira mucho la apariencia física, estar "en forma" es vital para ser aceptado o a veces admirado. Mujeres esculturales, de tez blanca y presencia llamativa; hombres musculosos como rugbystas, bien masculinos sin llegar a ser rudos...
En México importa tanto la formación profesional, que el título no es simplemente lo que estudiaste o lo que haces, sino lo que ERES. Entonces se tratan entre ellos por el nombre de la profesión como si fuera su identidad. A mí por ejemplo, nunca me habían tratado de "Licenciada" hasta que hablé con un mexicano...
Por ejemplo, en los trámites de inscripción en la Universidad, me mandaron a hablar con "el Ingeniero" para la presentación de mis documentos, con "el Contador" para la confección de la factura de mi colegiatura, con "el Doctor" para ver mi carga académica, con "el Maestro" que será mi tutor, para empezar a descuartizar mi proyecto de investigación...
Tuve que averiguar por mi cuenta que en realidad hablé con Armando, Mario, Antonio y Ramiro.
¿Acaso no son ésas sus identidades? ¿Acaso no somos todos, en definitiva, personas?
Primer robo en el DF
Todo comenzó cuando yo estaba en una estación del metro buscando dónde comprar una "guía roji" de la ciudad de México, que es una especie de "Guía T" pero 10 veces más pesada, e infinitamente más cara. Me mandaron a recorrer un "pasillo de los libros" que es una interesante pasarela subterránea, que va de una estación a otra del metro, llena de librerías de todas las editoriales, tipo calle Corrientes pero con luz artificial. Como no la conseguí en ninguna de ellas, me mandaron a una librería que estaba arriba, en la calle, cerca del Zócalo.
Pues bien, salí del metro justo frente al Zócalo. Me llamó la atención la enorme bandera mexicana, y saqué mi cámara del bolsillo delantero del pantalón, donde la tenía desde hacía un rato ya, porque venía en el Metro sacando fotos de cartelitos graciosos para la colección. Entonces tomé un par de instantáneas de la Plaza, casi sin detenerme, y en eso veo por el rabillo del ojo que tengo abierta la mochila.
Habían pasado 2 minutos y medio fuera del metro, y ya me habían detectado los locales amigos de lo ajeno. (Sí, ya sé, es hora de cortar las cintitas que cuelgan de los cierres de mi mochila... es que quedan tan lindas... y las voy a extrañar...)
Inmediatamente desensillé la mochila para constatar lesiones, y ví que sólo faltaba el estuche de la cámara, que estaba arriba de mi sweater doblado que tapaba todo lo demás. Miré a mi alrededor y no ví a nadie en situación sospechosa ni de escape. A unos 6-8 metros había un policía gordo al que miré con ojos inquisidores, y él simplemente bajó la mirada y giró hacia otro lado, como queriendo decir "yo no ví nada".
Como venía escuchando Saltimbanco del Cirque du Soleil en mi MP3, estaba optimista y hasta me alegré de que "mi primera vez" haya sido tan leve, sólo lamenté que en el estuche había un papelito con el email de una persona a la que nunca le escribí.
Al llegar a la esquina, ví movimientos raros y mucha gente junta, entonces saqué nuevamente la cámara y jugué a la reportera gráfica, para mostrarles a ustedes cómo la policía decomisa a los pobres vendedores ambulantes en el DF:
A continuación compré mi guía roji, y al salir de la librería quise retratar la reunión de los vendedores, que trataban de entender lo que había sucedido tan rápido. Entonces saqué esta foto, pero como ví que se enojaron y me empezaron a gritar en un tono ayanquilado "nou photo", levanté una mano y con la otra guardé visiblemente la cámara, para demostrar que me rendía ante el poder popular, y huí de allí.
Pero atención, porque no termina aquí la historia. Al volver sobre mis pasos para llegar nuevamente a la estación del metro, encontré tirado en la vereda, al lado de un arbolito ubicado unos metros más allá de donde fui robada, mi estuche de la cámara. Cuando me agaché a recogerlo, lo primero que me fijé es si tenía aún el papelito del email, ante lo cual respiré aliviada...
Finalmente quedé feliz con la experiencia, ya que fue mi primer robo en México, pero no perdí nada!
Todo esto sirve para que chizz no pueda decir más que nací con mala suerte.
miércoles, 4 de febrero de 2009
Mi primer residencia en México
Cuando dos personas que han compartido una vida juntos y se conocen como a la palma de su mano, pasan horas dentro de la misma casa y lo que se respira es paz y alegría, quiere decir que lo que hay entre ellos es amor del bueno. Y que han trabajado por cultivar una relación en la que ambos sean felices. Y que se admiran mutuamente por los logros de cada uno. Y que se ayudan en todo. Y... que uno quisiera quedarse a vivir con ellos.
Sí, es una gran tentación para mí, quedarme en Cuernavaca con ellos. Pero no puedo. Hoy fui por primera vez a la Universidad, atravesando todo el Distrito Federal de sur a norte, y pasé más tiempo viajando que en clases. Esto hace que mis horas útiles sean muy cortas, que mi presupuesto no aguante con tanto pasaje, y que el no haber tenido vacaciones antes de empezar a estudiar me empiece a pasar la cuenta. Pero el calor de hogar de esta casa, mitiga mi pena por la separación y las distancias. Y el tener a estos dos seres humanos tan especiales, hace que no esté sola en México.
Hoy venía pensando en el viaje de vuelta: "Llegó la hora. No te acomodes tanto, llegó la hora en que por fin, des el paso y te decidas a vivir sola. Por primera vez en tu vida, tenés que depender de vos misma. Si no lo hacés, nunca sabrás si sos capaz..."
Pero claro, al llegar a Cuernavaca, me bajo del autobús y camino rápido hacia su casa, deseando llegar; y al abrir la puerta, me reciben con alegría y dejan todo lo que están haciendo para escuchar atentamente cómo me fue en mi primer día... y me hacen sentir hija.
Va a ser difícil dar el paso... pero tengo que hacerlo.
lunes, 2 de febrero de 2009
Bienvenido a El Salvador
Es muy pintoresco y dan ganas de volver.
Y este es el gracioso cartel de "bienvenida" en el Aeropuerto de San Salvador. Se los publico para que estén avisados!
Cosechando
Esta sensación es una buena cosecha para comenzar esta nueva etapa de mi vida.
Soliloquios en Lima
Nos hicieron formar otra fila, y volver a pasar nuestras pertenencias por el detector de metales. Ahí fue cuando escuché que atrás mío venía un grupo de adultos que harían exactamente las mismas combinaciones de vuelos que yo, y fue inevitable para mí conversar. Eran una delegación de profesores chilenos, que iban a México a un Coloquio de Educación, y nada menos que a Cuernavaca!
Lo increíble para mí fue la pregunta de una de ellos: "¿Tú también eres profesora?". "¿Tanto se me nota?". "Sí, no sé, tu forma de expresarte, tu mirada directa..."
Insisto: jamás sería apta para algún tipo de clandestinidad. Está claro que soy menos enigmática que un baño público.
2) Veo en una tienda del aeropuerto de Lima adornitos y recuerdos con la leyenda "Macchu Pichu, wonderful of the world", y me pregunto qué pensarían hoy los Incas del lema marketinero en el idioma del imperio que hoy heredó su poder en latinoamérica.
3) Encuentro en el aeropuerto una zona de degustación de bombones de maracuyá, de mango, de piña y de café... Unos metros más allá, un autoexpendio gratuito de café arábico producido en Perú; con vasitos, azúcar y hasta mini-pajitas para tomarlo.
Mientras me sirvo, sorprendo a mis traviesas neuronas comentando entre sí: "Probamos todo ahora, y antes de tomar el vuelo, dentro de 5 horas, volvemos y hacemos otra degustación...".
Entonces me reprendo a mí misma: "No podés tener tanta mentalidad de sudaca!"
4) Busqué algo parecido a un cyber en el enorme aeropuerto de Lima, y sólo encontré que hay un lugar, llamado "Smoking Bar" donde hay 3 PCs, que "te prestan" por 15 minutos si consumes algo. Lo más barato es una bebida, por 3,5 dólares.
O sea que además de estar obligada a respirar adentro de una nube blanca de nicotina ajena, para postear lo que estoy pensando tendría que pagar a razón de U$S 14 la hora.
Definitivamente, los aeropuertos no están pensados para becarios.
Menos mal que traje una libretita.
5) Durante las seis horas de espera en Lima, llamaron a embarcar a por lo menos 4 vuelos hacia Santiago de Chile. Mentiría si no confesara que tuve más de un impulso de ponerme en la fila y cambiar mi pasaje para hacer el vuelo de regreso.
Es mucho lo que dejo en Chile, y sinceramente espero que México sepa valorarlo y esté a la altura de mi sacrificio.
Números (SCL - LIM)
Para los primeros 12 pasajeros, hay 1 baño y 2 azafatas. Para los otros 138, 1 baño y 3 azafatas.
Aunque existan kilómetros de altura que nos separan de la tierra, la vida en un avión tiene la misma dinámica que en nuestro pobre planeta.
Reflexiones de despedida
Después de despachar el equipaje, el capuccino tibio de aeropuerto, las despedidas, policía internacional... estando en la fila para que me revisen el equipaje de mano, me digo a mí misma "Bueno, ahora ya estás sola y dependés de vos misma, ahora nadie te conoce y tenés que empezar de nuevo...". Una mano en mi hombro interrumpe mi autosermón. Una joven que estaba después de mí en la fila, me pregunta: "tú no estabas el otro día en la embajada de México?". Un desconcertado y tímido "ssí..." fue seguido por el interrogatorio: "¿Cómo te fue con la visa? ¿A qué Universidad vas? ¿Qué estudiarás? ¿Cómo lograste inscribirte en la Universidad a la distancia?..."
Y resulta que Cynthia va a cursar la misma maestría que yo, que su pololo ya está allá haciendo el doctorado y le hizo los trámites, que ella se está yendo a empezar las clases y después postular a una beca allá, muy segura de obtenerla... y ahí estábamos: dos desconocidas con experiencias muy similares, yendo de Chile a la misma maestría en México, juntas en una misma fila entre cientos de personas con otros destinos...
Algunas reflexiones inevitables:
* La vida es rara y las casualidades asustan.
* Por más que me empeñe en estar sola, nunca lo lograré. Nadie es tan único como para no tener nada en común con nadie.
* Pasan los años, aprendo muchas cosas, pero nunca aprendo a pasar inadvertida en ninguna parte. Simplemente no está esa posibilidad en mi ADN.