sábado, 14 de febrero de 2009

Relatos con moraleja

Mi búsqueda de casa, recámara, departamento, cuarto, loquesea... donde vivir en el DF, encierra un montón de aventuras que viví en dos semanas de leer publicaciones, avisos, llamar, ir y venir.
Contaré aquí lo más saliente de esas aventuras:

1) Experiencia fuerte: ir a lo que se publica como "Casa de huéspedes", donde "se rentan cuartos", y encontrarme con un edificio con tooooda la pinta de hotel-alojamiento, motel, telo o como lo conozca cada uno. Vidrios espejados, puertas enrejadas (dos: una y después la otra), un cartel en la entrada interna que reza "En esta casa NO discriminamos por raza, religión u orientación sexual. Sólo le pedimos que usted tenga el mismo respeto". Subiendo escaleras, miles de puertas todas iguales, ninguna ventana hacia el interior de las habitaciones, y entrando a una, una cama de 2 plazas con una colcha MUY multicolor y de mal gusto, las paredes con azulejos, lo que quisieron ser muebles: todos de material, fijos obviamente, y recubiertos de más azulejos... un baño mínimo y nada más. Ah sí, ventanas hacia el exterior, espejadas también.
Los minutos que estuve en esa casa, fue lo más cerca que estuve en mi vida de conocer un motel por dentro.
Reflexión al salir: ¿la industria del "placer al instante" ya no tendrá tanto mercado, que necesitan rentar por semana o por mes los cuartos?

2) Una mexicana que conocí en Buenos Aires el año pasado, me ayudó a buscar dónde vivir en el DF. Me llevó por muchos sectores y barrios muy bonitos y elegantes... pero impagables para mí como becaria. Me dí cuenta de que la fama de la ciudad de México como tan peligrosa para vivir, la alimentan los mismos mexicanos, que no te quieren recomendar casi ninguna zona donde rentar, salvo las más caras, como si eso les diera garantía de seguridad... otra cosa interesante: si uno es extranjero, no cualquier barrio sirve para uno, según la persona del lugar. Yo pensaba: "y si yo en mi país viviera en un barrio peor que éste, ¿cómo me sentiría?". Parece que por ser extranjero, uno está "a otro nivel"...

3) Todo el mundo acá está tan acostumbrado a viajar durante todo el día y llegar después de las 21 hrs a su casa a diario, que cuando te ofrecen algo que está a una hora y media en metro de tu facultad, les parece que te encontraron algo cercano y accesible... y cuando yo les decía que no quería viajar más que media hora, y que mi idea original era ir a clase en bicicleta, me miraban como si yo fuera una marciana, una ilusa o una loca. Todo dependiendo del sujeto interlocutor.

4) Encontré la publicación de un departamento en una zona que parecía ideal: centro histórico de la ciudad, con toda la vida cultural muy accesible, a una hora de metro a la facultad, supuestamente un barrio seguro... El edificio, a pesar de estar en el Centro Histórico, tiene sólo 3 años de antigüedad. Ofrece una "alberca" (piscina) temperada, vestuarios y duchas contiguas; salas de uso común y un gimnasio lleno de aparatos para mantenerse en forma... El departamento, amueblado completo, con 2 recámaras y 2 baños, living, cocina, balcón... internet, teléfono, luz y agua incluidas en la renta...
Un solo detallito: para poder acceder a esta maravilla, tenía que compartirlo con una mujer muy especial, estudiante de doctorado de "arte y diseño" (¿me quieren explicar qué se estudia en un doctorado así?), y con muchas condiciones. Para empezar, la publicación decía:
"Requisitos: para extranjera profesionista o estudiante, educada, independiente y tranquila. Quien renta el cuarto es profesionista, estudiante de doctorado, vegetariana, heterosexual, no fuma, no bebe, no tiene mascotas y es tranquila". Parecía más un aviso de cita a ciegas que otra cosa, pero en fin.
Llamé, me presenté y ella feliz de escuchar a alguien hablando tan raro (en general me pasa todo lo contrario, como se imaginarán). Le pregunté si podía usar la cocina para preparar mi almuerzo diario. Después de un profundo silencio, me respondió: "No, es que yo soy vegetariana, y no quiero que se contamine mi cocina". Insistí ofreciendo la posibilidad de preparar comidas sin carne. Nuevo silencio, y después un tembloroso "bueno, si es sin carne, podría ser... pero no más de dos veces a la semana". ¿Ella no come el resto de los días, acaso?
Después me dice "me imagino que tú te bañas con agua caliente..." "Sí, claro" respondí firmemente. "Ah, porque yo me baño con agua fría, entonces pago muy poco de gas" (la cuenta da 3 dólares mensuales, irrisorio). "En ese caso -siguió-, tú tendrías que pagar la diferencia del consumo de gas, si vas a cocinar y a bañarte con agua caliente..."
O sea que además de bañarse con agua fría, la tipa come ensalada todo el día, lava los platos con agua fría también, la ropa, la vida... todo frío!!!
Cuando le conté la historia a mi anfitriona en Cuernavaca, me contó de una película llamada "Se busca mujer blanca", en la que una mujer pone un aviso con esas palabras, para rentar una habitación de su casa, y termina siendo una psicópata que casi mata a la otra... terrible. Desde ahí le tomé idea a la vegetariana, no entendí la condición que puso de que sea una extranjera la que rente con ella, y cuando volví a hablar con ella, sentí una señal de mis antenitas de vinil, indicando la presencia del enemigo... así que nunca fui a conocer tan maravilloso departamento.

5) El jueves, que era mi 11° día en México, salí decidida a encontrar dónde vivir, para poder mudarme en el fin de semana, porque el viernes no iba al DF. Recuerden que hace tiempo tengo esta necesidad... Así que para mí, era como si se acabara el tiempo para buscar, y ya tenía que decidir.
Conocí varias alternativas por distintos puntos de la ciudad, llamé a un par más, y cuando ya iba caminando hacia la facultad, al cabo de varias horas de caminar y caminar, me metí en una calle sin salida que me gustó, porque tenía adentro una placita con juegos, arbolitos y tranquilidad; y empecé a hablar con los vecinos. Preguntaba si rentaban cuarto o "depa", explicaba que estudiaba ahí, pedía referencias de los vecinos... y después de hablar con 5 personas, llegué a una casa donde una chica joven escuchó mi presentación, giró la cabeza y gritó hacia adentro "papá, te buscan por los departamentos". Resulta que la familia tenía montado un negocio arriba de su garage, y ningún vecino tenía mucha idea del asunto.
Me mostró tres opciones, y me enamoré de la primera. Un departamento chiquito, con los espacios justos, pero todo lo necesario. Recámara, sala, cocina, baño. Todo amueblado, y todo en unos 20 metros cuadrados, con suerte.
Me salí con la mía, y conseguí algo independiente, digno, pagable, seguro, con todo lo necesario, y lo más importante: cerca de la facultad! Estoy a 4 cuadras, así que ni siquiera tendré que comprar una bicicleta, porque caminando estoy enseguida ahí.

Todo esto entrega una moraleja al lector, para compensar por el largo tiempo que me leyeron:

"Cuando realmente quieras algo, no te dejes intimidar por los profetas de "lo imposible", ni te sientes a esperar que te lo traigan en bandeja: sal a la calle y habla con los vecinos".

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