martes, 5 de mayo de 2009

Guatepeor (El Regreso II)

29 de abril. Aeropuerto de Guatemala.

Al bajar del avión procedente de México, un gran contraste. La mayoría de la gente sin mascarilla, nos miraba como a bichos raros.
La empleada de la Aerolínea que nos recibió en tierra, nos pidió amablemente que nos quedáramos en una zona delimitada del aeropuerto, esperando el siguiente vuelo. Hicimos caso un rato, después nos dispersamos. Éramos fácilmente reconocibles, los que veníamos de México éramos "los enmascarados"... pero sin ningún poder sobrehumano.

Decidida a entretenerme con mi cámara fotográfica, me acerqué a una señora que paseaba a su perrito chihuahua, el cual retozaba feliz en la alfombra, dando vueltas sobre su espalda. Pero ¡zás! Ella me miró y se dirigió a mí. No sé cómo empezó la conversación, sólo sé que no pude deshacerme de ella por el resto del viaje. Ella también iba a Chile.

Me convenció de que la acompañara a buscarle comida al perro en los negocios del aeropuerto.
Cuando entendí que pensaba transportar el animal con ella durante 20 horas y no le había traido comida, empecé a entender: le faltaba un jugador, como dicen en Chimpay.
Encontramos un local que ofrecía una tortilla de huevo con jamón. Era perfecto para "Botón". Un dólar y medio, o 14 quetzales. Después de la larga discusión para que entendiera el cambio de moneda y el vuelto, durante la cual yo debía sostener su perro en brazos, que no paraba de temblar de miedo, nos sentamos en una mesa. El perro no, él comió en el piso, la tortilla y el jamón. Tomó un poco de agua, y quedó listo para seguir retozando.


La señora -llamémosla María- quería que nos cambiaran los asientos para seguir viajando juntas. Yo, que esperaba el momento de abordar como la liberación, insistí en que era imposible. Igual, tuvimos más de 4 horas para "compartir" en Guatemala, y nos quedaban aún 3 escalas más. Encima tuve que sacrificar unas hojas del diario que traía de México como testimonio gráfico de la epidemia, para que el perrito tuviera dónde evacuar líquidos.

Nos sentamos en las sillas contiguas a la puerta por donde debíamos abordar. Yo estaba muerta de sueño, ya iban dos noches en pie (después serían 3). Me acomodé mirando hacia la pista, y entre un comentario y un silencio, me quedé profundamente dormida. Sólo cuando ella retaba al perro por algo, me sobresaltaba unos segundos, y seguía durmiendo. Así pasaron unas dos horas.

Después vimos un avión de una aerolínea desconocida por mí, donde iban subiendo el equipaje, y a mí me pareció ver mi maleta roja en la línea de carga. No me pareció, estaba segura! Fui a la puerta vecina de la nuestra, donde abordaban los pasajeros, y pregunté hacia dónde iba el avión. "Flórita", me dijo en tono yanqui un señor negro. Me acerqué al empleado, y ansiosa le pregunté lo mismo: "A Florida, Estados Unidos". "Es que ví que subían a este avión mi maleta, y yo voy a Chile!". Le mostré mi boleto. Casi entretenido con la situación, me aseguró que era imposible, que al ser otra aerolínea no podía mezclarse el equipaje...

Volví a mi silla-dormitorio con el convencimiento de que perdería mi maleta y tendría que esperarla en mi casa durante un par de días hasta que terminara de recorrer el continente. Y no me equivocaba del todo.

Después de otra hora de ya-no-poder-dormir, al fin nos llamaron, abordamos, y María con el Botón se separaron al fin de mí. Por un tiempo.

4 comentarios:

chizita dijo...

cómo te vas a acercar a un chihuahua? y peor aún, por qué hablarías con alguien que tiene un perro chihuahua? es obvio q le falta un botón ! jajaja

Idealista Irredimible dijo...

Sólo me acerqué para fotografiarlo, porque era ridículo un perrito feo en ese contexto, pero me salió mal la operación fotográfica...

chizita dijo...

deberías haber aprovechado nuestra cara de pseudo europeas para hablarle en algún idioma extraño que seguramente no hablara...

o deberias tener una camara tan chuwaca como yo y evitar todo contacto humano con el zoom...

o empezar a toser desaforadamente así le daba miedo...

bueno no se, bastante floja estuviste para toda la inteligencia q tenes

Idealista Irredimible dijo...

Tengo que ensayar esa rutina en otro idioma para aprovecharla alguna vez... si no estás preparada, es muy difícil que te salga.
Y lo demás no se me ocurrió, posiblemente por las 2 noches sin dormir que traía en el cuerpo, pero también porque NUNCA me imaginé que la tipa era una ventosa!